Frase célebre de antaño para cualquier ama de casa mexicana, explicando que sólo hay una opción de menú.
Surgida en algún hogar donde la madre, cansada de las exigencias de sus pipopes en potencia, decidió rebelarase indicándoles que se iban a tragar lo que había.
-Amá, no me gusta el hígado encebollado, puedo comer alitas?
-Aquí no es restaurante! No te levantas hasta que termines.
Publicado por LaPuraClara, 20-Ago-2018